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Juegos de Apoyo motriz y de pensamiento logico que ayudaran a losgrar nuestros objetivos educativos

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Acompañamiento pedagogico con sentido de amor y respeto
 

SOBRE LOS NIÑOS DESOBEDIENTES...

viernes, 24 de mayo de 2013


Empecemos analizando un caso típico de desobediencia:  María es una alumna de 16 años que muestra una actitud desafiante en clase con el profesor. Con todos los profesores. Éstos piensan que no ha debido llegar al bachillerato y que se le debió encauzar hacia una formación profesional de grado medio. Pero el caso es que está ahí y que contesta y no quiere obedecer a los profesores en nada. Cuando el profesor le pide que salga a la pizarra, no quiere. Cuando el profesor le pide que haga un ejercicio, se niega. Por supuesto, Susana ha suspendido todos los exámenes y seguramente repita el curso. De todas formas, el tutor quiere darle una oportunidad.
¿Qué podemos hacer?
Los adolescentes, a menudo, adoptan actitudes inmaduras y exhibicionistas, para llamar la atención de sus profesores, compañeros, padres... Su personalidad en busca de identidad les hace difícil aceptar la autoridad y la obediencia. Los docentes ante alumnos adolescentes debemos replantearnos la forma de ejercer la autoridad, adecuándonos al perfil psicológico de nuestros alumnos. Evidentemente, no debemos temer el ejercer la autoridad y exigir el cumplimiento de unas normas; el alumno adolescente necesita normas. Éstas le proporcionan seguridad.

Los docentes debemos cambiar nuestra forma de mandar. Mandar sin imperar. Muchas veces a nuestros alumnos les rebela más la forma como les decimos las cosas que el contenido de las mismas. Si les exigimos con confianza y buenos modos, responderán mejor. Evitaremos actitudes autoritarias y proteccionistas. Tenemos que contar con su opinión. A estas edades valoran mucho el que les tengas en cuenta, el que escuches sus argumentos antes de decidir. Combinemos autoridad con amistad, para que nuestros alumnos confíen en nosotros.
Para facilitar la obediencia, resulta esencial que el alumno sepa lo que esperas de él o de ella.
Por último, es preferible no reñirle en presencia de sus compañeros. Es más eficaz hacerlo a solas. Evidentemente el caso que se nos ha presentado puede resultar más complicado. Habría que dialogar con Susana y ver de qué forma nosotros podemos ayudarle. Tendremos que exigirle pero exigirle con cariño.
Si seguimos los consejos anteriores, si la escuchamos, si la hablamos con exigencia y respeto a solas, habremos puesto todo de nuestra parte. No es poco.

Medidas de prevención de conflictos y de intervención en el aula

Obviamente, poder evitar los conflictos en el aula es la mejor opción. Los expertos recomiendan, como medida de prevención, trabajar el clima del grupo-clase, intentando crear un ambiente de proximidad y participación. Se deben trabajar los elementos afectivos de la relación profesor-alumno, ya que ayudan a mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
También debemos cuidar la justicia, es decir, reaccionar de igual manera ante la misma situación, aunque se trate de alumnos diferentes.

En cuanto al trabajo en el aula, es importante ser sistemático en la aplicación de las normas, en los plazos de entrega de trabajos, en la evaluación, etc. Es recomendable disponer de tareas que puedan realizar con éxito los alumnos/as que presentan conductas disruptivas, ayudando así a reforzar su autoestima, a participar y a asumir la responsabilidad de sus acciones. Así, se mantiene una actitud dinámica que permite controlar varias actividades al mismo tiempo, evitando que surjan conductas disruptivas y se consigue, antes que amenazar o castigar, ofrecer al alumno disruptivo otra actividad como alternativa.

Intervención en el aula
A la hora de intervenir en un conflicto generado en el aula, es deseable que el profesor mantenga una actitud calmada y evite enfrentamientos directoslo que implica:
» Ser conscientes de que a los adolescentes les divierte poner a prueba la autoridad del adulto.
» Enfrentarse correctamente a la situación. Esto conlleva mantener el autocontrol con el fin de:  No sobrevalorar el conflicto.Evitar implicarse personalmente en el mismo, en el momento del conflicto y posteriormente (no llevarse el trabajo a casa).
» Mostrarse sereno, calmado, tranquilo y a la vez enérgico.
» Hacer comentarios cortos y directos: sin críticas ni amenazas.
» No referirse a incidentes anteriores.
» En cuanto que sea posible, desviar la atención hacia otro tema, para que se pase el "acaloramiento" y se pueda retomar la clase, evitando así perder más tiempo.
» Mantener una actitud persuasiva más que coercitiva hacia el alumno problemático. Desafiarle, retarle o humillarle en público sería un error, ya que, por su situación personal, normalmente estos alumnos no responden a actitudes amenazantes, al contrario, podría reafirmarles en su comportamiento.
» Enfocar el conflicto hacia la tarea y no hacia la persona.
» Corregir la conducta y no al alumno/a.
» Evitar comparaciones con los compañeros.
» Procurar no caer en la tentación de sermonearle, es preferible intentar negociar.
» No mostrarse inflexible: el alumno puede entender las expectativas del profesor si se le explican.

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